sábado, 10 de octubre de 2009

El Perú y la visión socieducativa de Poveda: perspectivas

Jenny Valcárcel
Lima, 10 de octubre 2009

Poveda es un hombre de su tiempo, pero que supo adelantarse a
ese mismo tiempo y, así, engendró parte del futuro;
como todos aquellos que viven la encarnación de Cristo. (Alcover)

“Tengo el orgullo de ser peruano y soy feliz”, ¿soy feliz? ¿Tenemos razones los peruanos para ser felices? Felices, cuando vemos la marginación de cientos y miles de rostros de niños, jóvenes, ancianos, en estado de pobreza y pobreza extrema … Peruanos marginados cuando tienen un idioma propio, quechua, aymara, etc., -que no son dialectos-, culturas, experiencias y estilos propios. Sintamos la misma marginación de esos mismos rostros, en Lima, quizá más postergados que en su misma tierra, pues los trajeron para “civilizarlos” en el estilo citadino, y ahora no pertenecen ni a una cultura ni a la otra …

Me pregunto que diría el Padre Poveda ante esta realidad, él que creyó, impulsó y se comprometió con dinámicas de encarnación. Dinámicas de solidaridad, de acercamiento, de comunión. Dinámicas que lo llevaron a “encarnarse en lo marginal”, en las Cuevas de Guadix, donde descubrió el valor significativo y pedagógico de los pobres como aquellos más queridos de su Señor, como diría el escritor y periodista, Norberto Alcover. También para Poveda los pobres eran los más queridos, aquellos que no tienen su corazón en las riquezas, ni la confianza en el poder que nace de ellas.

Al ver el dolor y la miseria de tantos peruanos creo que el Padre nos diría que en la lucha por la felicidad de todos y cada uno de los peruanos no estamos solos, que hay Uno que nos antecedió en dar vida y vida en abundancia.

Sí, podemos decir “tengo el orgullo de peruano y ser feliz” por sabernos y vernos en la lucha con tantos peruanos y peruanas, que trabajan por hacer un Perú con justicia para todos y todas.

La educación para Poveda no era solamente instrucción, era educación de la voluntad, de la moralidad, del sentimiento patrio, de la religión, de la piedad… La oferta educativa de Poveda, o mejor, su “encarnación educativa” es la ocupación fundamental de promover el desarrollo de la plenitud de las personas, personas que no se encuentran solas sino que se encuentran en relación unas con otras, y que desde ahí puedan confrontar la vida con el misterio de Dios.


De Guadix a Covadonga: “Se hace camino al andar”

Balbina Vallejo Fernández
Lima, 10 de Octubre 2009

“TODO EMPEZÓ EN UNAS CUEVAS DONDE VIVEN LOS GITANOS…”

Sí, el Padre Poveda dice con acierto que todo empezó…, pero empezar implica que hay que seguir, continuar… y aunque “se hace camino al andar” y como nadie puede andar por cada uno, contradictoriamente se dejan caminos abiertos para que otros los anden…

Pedro Poveda fue al barrio de las Cuevas de Guadix a evangelizar a los gitanos y entendió que lo primero que había que hacer era educar en la ciencia de la “`plenitud humana” y para ello procurar que los que reciben la Buena Noticia estén implicados, junto a otros, en pasar de “condiciones menos humanas a condiciones más humanas”, como diría Paulo VI. El Padre Poveda se ocupa de que los gitanos tengan lo suficiente para poder vivir, para poder responder a la vocación de ser “personas”, en el decir de Juanico. Poveda piensa en la persona total, alma y cuerpo.

La primera tarea, por llamarlo de alguna manera, que tiene que afrontar el Padre es su propia encarnación, en una realidad geográfica, cultural y ambiental totalmente distinta a la vivida desde su infancia. El clima, la alimentación, las costumbres… Esto lo preparará para las nuevas tareas a las que debe responder como Canónigo en Covadonga

Salir de Guadix, de Andalucía, no es solamente dejar un espacio geográfico, con sus costumbres propias, con un trabajo iniciado y una experiencia vivida. Significa preguntarse por dónde y cómo continuar ese inefable “encuentro” que nos relatará después diciendo: “todo empezó… ”

¿UNA NUEVA PROPUESTA SOCIO-EDUCATIVA?

No, se va dibujando más completa. De Guadix a Covadonga supone que ya no hay gitanos que evangelizar. Hay otro tipo de personas, otras tareas a las que debe responder, pero siempre le queda el espacio para lo que ha sido y seguirá siendo su preocupación: el problema de la educación. Este problema, agravado por la situación política de España de los primeros años del siglo XX, suele ser tema habitual en las conversaciones entre los casi únicos habitantes de Covadonga, los canónigos de la Basílica.

Impresiona comprobar en Poveda que, ante la preocupación por las dificultades que presenta la enseñanza en la España de ese tiempo, se hace muy fuerte en él la confianza que pone en los jóvenes: “Yo soy un convencido de que los jóvenes no rechazan por principio el Evangelio. Al contrario yo tengo la experiencia, no tan lejana, de que suelen apasionarse por él, cuando detrás está la vida”.

Poveda ha pasado largos ratos de oración frente a la Virgen, pidiendo luces y modos de afrontar el problema de la laicización de la enseñanza: “Todo surgió y cristalizó mirando a la Santina”. Junto a María la Institución ha visto maravillas y ¿hasta dónde nos llevará ese amor inconmensurable de los miembros de la Institución a la Madre de Dios, a la Madre nuestra? Si no fuera así sencillamente la Institución Teresiana desaparecería, como el Padre nos lo afirmará con toda su seguridad.

Flavia Paz Velásquez, en “Proyectos Pedagógicos”, nos dice: (en Covadonga) “Aquí presiente también Poveda su vocación definitiva, temida y arrostrada de frente: entrar en el terreno de la cultura y la enseñanza pública. Empezar también él su reforma cristiana, un nuevo estilo de educador – y también de catolicismo – que se haga presente en la sociedad laica, pronunciando su acto de fe desde la cultura y la tarea educativa”.

“AL ANDAR SE HACE CAMINO”: LA “REFORMA DE SER CRISTIANA Y DE ESTILOS DE SER EDUCADORA” EN ESTAS TIERRAS.

Desde el Perú de hoy, en el que vivo desde hace muchos años…, desde la Reforma Educativa de los años 70…, también se ha hecho camino, también se ha experimentado lo que supone una nueva encarnación: Y… “el camino sigue abierto…”

La educación en valores: Un reto para nuestro país.

Lala Romero
Lima, 10 de octubre, 2009

“Atreverse a educar” es un desafío para quienes ponen su vida en la tarea educativa de cada persona y de toda la sociedad. Pedro Poveda, cuya vida se empeñó en la educación, en la formación radical de las personas, la cuestión moral “no es cuestión de ideas y de normas” es de práctica, es, como dice Angeles Galino: “la razón que se forma conjuntamente con el cultivo de los sentimientos éticos y como la educación trata de diálogos entre personas, en ellos existirá siempre la reciprocidad interpersonal que ubica a los interlocutores en el mismo plano”.

A continuación, razones emanadas de las enseñanzas de Poveda:

Al educador le corresponde la “ejemplaridad ética”. En la escuela, en la comunidad local, en la sociedad toda, deberá incidir desde los propios valores, libremente elegidos y asumidos, las actitudes y normas que orientan su hacer en el desarrollo de los valores y actitudes, hábitos y normas de los educandos y la comunidad. ¿En el Perú, el estilo de vida de la mayoría de los educadores es modelo de actuación de valores?

La formación de los educadores deberá ser, en primer lugar, autoayudarlos a descubrir los valores y antivalores que orientan su vida. La autoconciencia de las propias actitudes, del nivel de desarrollo moral que tienen deberá permitirles continuar permanentemente a desarrollar un autoconcepto ajustado y positivo de sí mismos, desarrollar habilidades sociales que les permitan mostrar que tienen relaciones interpersonales con sus iguales y en la interacción educador-educando; desarrollar las capacidades necesarias para afrontar situaciones conflictivas en el aula, en la comunidad, en la sociedad, procesándolos creativamente y críticamente. En segundo lugar, la formación deberá tornarse autoformación para ayudar a asumir y vivir los valores que los educandos libremente escojan. El educador deberá mostrar, con sus palabras y con su práctica, que es un entusiasta de los valores. “En materia de valores los profesores enseñan mucho más con lo que ellos mismos son y hacen que con lo que escriben y dicen” (Hesburg, 1982: 39). La falta de coherencia del educador desorienta a los alumnos y escandaliza a la sociedad.

El educador deberá dar razones de la educación en valores. Deberá ser capaz de manejar las fundamentaciones sobre las teorías de educación en valores. Que conozca y domine el manejo de estrategias y técnicas necesarias para este estilo de educación. Que tenga las habilidades y maneje las estrategias pedagógicas de la Educación en valores para poder planificar, ejecutar y evaluar un plan de formación moral para sus alumnos, padres de familia y miembros de la sociedad, como parte del plan de la educación de los valores. Que sepa facilitar la autoeducación en valores como un contenido transversal, desde la gestión pedagógica, es decir, que atraviese los objetivos, los contenidos, las estrategias, la evaluación.

El educador deberá ser un agente de cambio hacia valores de solidaridad, justicia y paz. Nuestro Perú necesita que la escuela y la sociedad cambien, hacia la vida “viva” y no hacia la vida “muerta”, si cabe la palabra. Muchos compatriotas no viven sino que sobreviven para poder enfrentar los problemas del presente y el futuro. Los educadores saben que los cambios hacia la justicia, hacia el ejercicio de todos los derechos será posible si los cambios nacen desde las bases, desde los niños, y no tanto desde las disposiciones del Ministerio de Educación. Poveda dirá “ama la justicia, tanto como la vida”.

La sociedad que tenga escuelas que logren alumnos capaces de ser autónomos, protagonistas de sus aprendizajes, y de su crecimiento personal, junto a los otros, capaces de convivir singularmente en una sociedad plural y democrática, será, definitivamente, una sociedad nueva. Alumnos que vivan los valores como principios que orientan sus vidas y se esfuerzan por poner en práctica actitudes y hábitos considerados valiosos y capaces de afrontar problemas y resolver situaciones conflictivas de valor.

Una escuela moderna, crítica, útil a los individuos y a la colectividad será la escuela que se pregunte por lo que está pasando y por lo que nos está pasando a cada uno de nosotros. Una escuela que encare los problemas que nos preocupan, las dificultades de convivencia que tenemos, los retos que debemos plantearnos, que hable de los conflictos de valor que hoy se nos plantean. Una escuela que esté atenta a lo que sienten y valoran los alumnos, que tome en cuenta sus necesidades de autonomía y crecimiento. Una escuela cuya gestión institucional del centro esté impregnada por los valores consensuados por toda la comunidad educativa. Que en todas las actividades, procesos y relaciones podamos percibirlos. Una escuela alejada de dogmatismo, que rompa el poder de la tradición, del Estado y de las formas personales y colectivas de autoritarismo y de maltrato de maestros y alumnos.

Por todo esto, para Poveda se requieren educadores formados éticamente y comprometidos en la transformación social. Poveda dirá que le demos una vocación de educador y la sociedad tendrá escuelas con métodos y contenidos que prioricen los procesos de adquisición de capacidades y actitudes, que permitan afrontar y revertir los males de la sociedad: la corrupción, el autoritarismo y la falta de vigencia de los derechos humanos originados por los serios problemas económicos, políticos, sociales y culturales productos de la mal distribución y el afán de lucro desenfrenado. Los educadores deberán ser conscientes de que para la transformación de la sociedad se necesita contar con los continuos avances y cambios científicos, tecnológicos y sociales de la sociedad para dar respuesta a la demanda de calidad educativa de la sociedad; pero sobre todo con una ciencia orientada por el respeto a toda vida humana. La vida no puede interrumpirse, quitarse.

Los educadores deberán incidir polícamente. Se necesita influir en la política educativa de nuestro país, crear corriente de opinión a favor de una educación de calidad, especialmente para los niños y jóvenes marginados de los bienes necesarios para vivir y desarrollarse como hombres y mujeres, hacedores de una patria y un mundo, que como diría Poveda: “La bondad como la luz, es la resultante de todos los matices del bien que una persona es capaz”. “La bondad es una mezcla de todas las perfecciones morales… Es raro encontrar en la vida de una persona de bondad notoria y constante sin tener que elogiar en ella además todas las virtudes posibles”.