sábado, 10 de octubre de 2009

La educación en valores: Un reto para nuestro país.

Lala Romero
Lima, 10 de octubre, 2009

“Atreverse a educar” es un desafío para quienes ponen su vida en la tarea educativa de cada persona y de toda la sociedad. Pedro Poveda, cuya vida se empeñó en la educación, en la formación radical de las personas, la cuestión moral “no es cuestión de ideas y de normas” es de práctica, es, como dice Angeles Galino: “la razón que se forma conjuntamente con el cultivo de los sentimientos éticos y como la educación trata de diálogos entre personas, en ellos existirá siempre la reciprocidad interpersonal que ubica a los interlocutores en el mismo plano”.

A continuación, razones emanadas de las enseñanzas de Poveda:

Al educador le corresponde la “ejemplaridad ética”. En la escuela, en la comunidad local, en la sociedad toda, deberá incidir desde los propios valores, libremente elegidos y asumidos, las actitudes y normas que orientan su hacer en el desarrollo de los valores y actitudes, hábitos y normas de los educandos y la comunidad. ¿En el Perú, el estilo de vida de la mayoría de los educadores es modelo de actuación de valores?

La formación de los educadores deberá ser, en primer lugar, autoayudarlos a descubrir los valores y antivalores que orientan su vida. La autoconciencia de las propias actitudes, del nivel de desarrollo moral que tienen deberá permitirles continuar permanentemente a desarrollar un autoconcepto ajustado y positivo de sí mismos, desarrollar habilidades sociales que les permitan mostrar que tienen relaciones interpersonales con sus iguales y en la interacción educador-educando; desarrollar las capacidades necesarias para afrontar situaciones conflictivas en el aula, en la comunidad, en la sociedad, procesándolos creativamente y críticamente. En segundo lugar, la formación deberá tornarse autoformación para ayudar a asumir y vivir los valores que los educandos libremente escojan. El educador deberá mostrar, con sus palabras y con su práctica, que es un entusiasta de los valores. “En materia de valores los profesores enseñan mucho más con lo que ellos mismos son y hacen que con lo que escriben y dicen” (Hesburg, 1982: 39). La falta de coherencia del educador desorienta a los alumnos y escandaliza a la sociedad.

El educador deberá dar razones de la educación en valores. Deberá ser capaz de manejar las fundamentaciones sobre las teorías de educación en valores. Que conozca y domine el manejo de estrategias y técnicas necesarias para este estilo de educación. Que tenga las habilidades y maneje las estrategias pedagógicas de la Educación en valores para poder planificar, ejecutar y evaluar un plan de formación moral para sus alumnos, padres de familia y miembros de la sociedad, como parte del plan de la educación de los valores. Que sepa facilitar la autoeducación en valores como un contenido transversal, desde la gestión pedagógica, es decir, que atraviese los objetivos, los contenidos, las estrategias, la evaluación.

El educador deberá ser un agente de cambio hacia valores de solidaridad, justicia y paz. Nuestro Perú necesita que la escuela y la sociedad cambien, hacia la vida “viva” y no hacia la vida “muerta”, si cabe la palabra. Muchos compatriotas no viven sino que sobreviven para poder enfrentar los problemas del presente y el futuro. Los educadores saben que los cambios hacia la justicia, hacia el ejercicio de todos los derechos será posible si los cambios nacen desde las bases, desde los niños, y no tanto desde las disposiciones del Ministerio de Educación. Poveda dirá “ama la justicia, tanto como la vida”.

La sociedad que tenga escuelas que logren alumnos capaces de ser autónomos, protagonistas de sus aprendizajes, y de su crecimiento personal, junto a los otros, capaces de convivir singularmente en una sociedad plural y democrática, será, definitivamente, una sociedad nueva. Alumnos que vivan los valores como principios que orientan sus vidas y se esfuerzan por poner en práctica actitudes y hábitos considerados valiosos y capaces de afrontar problemas y resolver situaciones conflictivas de valor.

Una escuela moderna, crítica, útil a los individuos y a la colectividad será la escuela que se pregunte por lo que está pasando y por lo que nos está pasando a cada uno de nosotros. Una escuela que encare los problemas que nos preocupan, las dificultades de convivencia que tenemos, los retos que debemos plantearnos, que hable de los conflictos de valor que hoy se nos plantean. Una escuela que esté atenta a lo que sienten y valoran los alumnos, que tome en cuenta sus necesidades de autonomía y crecimiento. Una escuela cuya gestión institucional del centro esté impregnada por los valores consensuados por toda la comunidad educativa. Que en todas las actividades, procesos y relaciones podamos percibirlos. Una escuela alejada de dogmatismo, que rompa el poder de la tradición, del Estado y de las formas personales y colectivas de autoritarismo y de maltrato de maestros y alumnos.

Por todo esto, para Poveda se requieren educadores formados éticamente y comprometidos en la transformación social. Poveda dirá que le demos una vocación de educador y la sociedad tendrá escuelas con métodos y contenidos que prioricen los procesos de adquisición de capacidades y actitudes, que permitan afrontar y revertir los males de la sociedad: la corrupción, el autoritarismo y la falta de vigencia de los derechos humanos originados por los serios problemas económicos, políticos, sociales y culturales productos de la mal distribución y el afán de lucro desenfrenado. Los educadores deberán ser conscientes de que para la transformación de la sociedad se necesita contar con los continuos avances y cambios científicos, tecnológicos y sociales de la sociedad para dar respuesta a la demanda de calidad educativa de la sociedad; pero sobre todo con una ciencia orientada por el respeto a toda vida humana. La vida no puede interrumpirse, quitarse.

Los educadores deberán incidir polícamente. Se necesita influir en la política educativa de nuestro país, crear corriente de opinión a favor de una educación de calidad, especialmente para los niños y jóvenes marginados de los bienes necesarios para vivir y desarrollarse como hombres y mujeres, hacedores de una patria y un mundo, que como diría Poveda: “La bondad como la luz, es la resultante de todos los matices del bien que una persona es capaz”. “La bondad es una mezcla de todas las perfecciones morales… Es raro encontrar en la vida de una persona de bondad notoria y constante sin tener que elogiar en ella además todas las virtudes posibles”.

1 comentario:

Unknown dijo...

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